Desde pequeños debemos cumplir estándares impuestos por la sociedad. Se nos enseña que podemos ser cualquiera en el mundo si trabajamos lo suficiente. Pero la verdad es que a veces tenemos obstáculos. Y muchos de nosotros nos despertamos a cierta edad y nos damos cuenta de que todavía no hemos logrado lo que queríamos en ese momento. Eso no quiere decir que no logremos estas cosas, es solo que debemos ser amables con nosotros mismos en el proceso.
Decir que la vida se trata de todo un viaje puede sonar cliché. Pero, en cierto modo, lo es. Y la forma en que podemos fluir en el camino es observando los pequeños detalles de mi día a día. Las pequeñas alegrías. Las pequeñas piezas de magia, mientras se trabaja hacia cosas más grandes.
La mayoría de las veces somos duros con nosotros mismos. Todos tenemos diferentes niveles de habilidad e inteligencia y, sin embargo, todos somos medidos con el mismo parámetro de éxito. Y cuando no logramos algo, o no nos convertimos, en TODAS esas cosas que alguna vez soñamos, nos culpamos a nosotros mismos. Porque podríamos habernos convertido en cualquier cosa si realmente lo intentáramos, ¿verdad? ¡Sí! ¡Y no! ¡La vida no es lineal! Con estas palabras quiero recordarte que estás haciendo un buen trabajo; todos somos humanos y ninguno de nosotros es perfecto y que no importa dónde te encuentres en tu viaje, debes estar orgulloso de ti mismo y perdonarte por todo aquello que no pasó porque es un sincero acto de amor propio.