Aunque para algunos resulte ironía o sarcasmo, los indicadores nutricionales de Tarapacá hablan que la población consume demasiado aceite vegetal. El mismo que se ha encarecido en las últimas semanas y que puede ser reemplazado por alternativas saludables.
Isabel Frías
Periodista U.C.
Que los problemas pueden ser grandes oportunidades para intervenir situaciones complejas puede aplicarse, perfectamente, al comentado fenómeno del alza en los precios de algunos productos de la canasta básica familiar.
Aunque han sido diversos los artículos a los que afecta la temida inflación, el aceite vegetal es el que más parece haber “resentido” la gente y las familias en general, tanto en nuestra región como en el resto del país.
ALTRNATIVAS AL ACEITE
El término “aceite vegetal” significa simplemente que el aceite no está hecho de grasas de origen animal, sino de granos, semillas y frutos secos.
Y, aunque por su nombre, este producto podría asociarse con la buena salud, lo cierto que ello no es así. El aceite vegetal se usa por su sabor y, en el caso de la amplia mayoría, se compra por su bajo costo lo que se relaciona, lamentablemente, con su baja calidad nutricional porque se trata de grasas saturadas que suelen elevar el colesterol.
Esto último lo hacen siempre presente tanto médicos –preocupados por la salud cardiovascular– como los profesionales de la nutrición, asombrados cómo tanta gente joven tiene exceso de grasa alrededor de la cintura, que es la más rebelde y problemática.
La buena noticia es que las recientes alzas de este producto pueden encararse con cambio de rutinas alimentarias y, en la práctica, el momento inflacionario por el que se atraviesa podría incentivar a realizar ajustes en las compras de supermercado como en el menú diario. Es decir, éste es el momento para pensar en alternativas al aceite vegetal, dado que sugerir comprar aceite de oliva o de coco no son consejos pensados para ningún presupuesto modesto: El desafío actual es cambiar el aceite por opciones más baratas y también más saludables.
Dos ejemplos excelentes son la palta y el yogurt, aliñados con diversas especies como el tomillo, el ajo, el eneldo, el orégano y, sobre todo, la creatividad de quien esté a cargo de la cocina hogareña.
En nuestra región, la palta es muy apreciada en la mesa –se la come incluso con cebolla, lo cual es una gran apuesta– pero no todo el mundo se da el tiempo para pensar este producto como un aliño en sí mismo, uno que no requiere de aceite porque es la grasa más natural y saludable que se puede contar.
Molerla de manera prolija y “adelgazarla” con un poco de agua hervida la puede convertir en una salsa muy original y excelente sabor. Algo similar acontece con el yogurt natural, blanco o sin sabor: Resulta un estupendo aliño de ensaladas si solo se le agregan los condimentos precisos, en las cantidades adecuadas y luego se vierten sobre vegetales, pan o carnes.
NUEVOS ALIÑOS
Curiosamente, los chefs comienzan a compartir trucos y consejos, como pueden ser aliñar o acompañar el pan del desayuno o de la tarde integrando apenas 1 lámina de queso mantecoso o un huevo entero pasado por aguao un par de huevos duros y molidos o trozados.
Y ofrecen recursos extras como echar mano de 10 maní, 6 almendras, 5 nueces o una cucharada sopera de crema con especias.
En esta lista de emergencia inflacionaria, aparece también los diversos tipos de vinagre y de “las mostazas” que dan un nuevo sabor a las verduras y las pastas.
Hay quienes no olvidan el efecto “barato” y “saludable” de la albahaca para mezclar con cualquiera de los nuevos aliños que se tomarán las mesas chilenas.
Por último, aunque hablamos del aceite de oliva, mención aparte para aliñar y sazonar con una grasa más que saludable son las aceitunas: Ya sea que las prefiera amargas o dulces, verdes o negras o una combinación de ambas, este fruto puede ser triturado en el momento previo a la comida y de éste se extrae un aceite nutritivo y benéfico para las arterias del corazón y todas las arterias.
En resumen, a partir de esta ola inflacionaria que castiga al aceite la regla número uno será comenzar a experimentar. Y a degustar nuevos sabores.