Por Patricio Meza García, Administrador en Seguridad Pública.
En el panorama turístico latinoamericano, Chile ostenta el noveno lugar en visitas durante el año 2023. Sin embargo, tras el velo de esta aparente bonanza, se oculta una preocupante realidad: la inseguridad se ha convertido en un obstáculo que amenaza tanto a los propios chilenos como a la afluencia de visitantes extranjeros. De acuerdo con un estudio de la Fundación Paz Ciudadana, revelado el pasado septiembre, el 73% de los chilenos ha optado por restringir sus salidas y evitar ciertos lugares por temor a ser víctimas de algún delito.
Este fenómeno cobra especial relevancia ahora que estamos en período estival, cuando miles de chilenos planean sus merecidas vacaciones en familia. No obstante, lo que debería ser un tiempo de disfrute y descanso se convierte en una tarea estresante y costosa. La razón: la necesidad de invertir en medidas de seguridad adicionales para proteger los hogares.
Chile, a pesar de su innegable belleza natural, se ve eclipsado por la percepción de inseguridad que afecta tanto a locales como a turistas. Este panorama se refleja en las cifras de la Organización Mundial de Turismo, que ubica a Chile en el noveno lugar como el país más visitado de América Latina en 2023. México, República Dominicana y Colombia superan a Chile en atractivo turístico, y la pregunta que surge es evidente: ¿por qué?
La respuesta radica en la conexión intrínseca entre turismo y seguridad. Los visitantes extranjeros evalúan no solo los atractivos naturales y culturales de un destino, sino también la sensación de seguridad que ofrece. La realidad de un país que vive con el manto de la inseguridad se traduce en una disminución del interés turístico, afectando la economía y la imagen internacional de Chile.
Es imperativo abordar este problema de manera conjunta y urgente. Los actores involucrados, desde el gobierno hasta la sociedad civil, deben unirse para desarrollar planes de acción eficaces que respondan de manera inmediata a esta problemática creciente. La seguridad no puede ser un asunto relegado a un segundo plano, especialmente cuando está en juego la prosperidad del sector turístico.
La inversión en infraestructuras de seguridad, el aumento de patrullajes policiales y la implementación de tecnologías innovadoras son pasos cruciales para restaurar la confianza tanto de los ciudadanos como de los visitantes extranjeros. Además, se debe trabajar en la mejora de la percepción de seguridad a través de campañas de concientización y programas que fortalezcan la colaboración entre la comunidad y las autoridades.
El turismo no solo es una fuente de ingresos esencial para la economía chilena, sino también una ventana al mundo que muestra la riqueza cultural y natural del país. Es hora de que Chile, más allá de sus paisajes impresionantes, se posicione como un destino seguro y acogedor. La seguridad en el turismo no solo es un desafío; es una responsabilidad compartida que todos debemos asumir para construir un futuro próspero y confiable para Chile y sus visitantes.
