El doctor Pablo Gaspar explica que este proyecto de investigación implica uno de los esfuerzos
colaborativos mundiales más importantes en relación con la búsqueda de biomarcadores para
predecir la esquizofrenia, lo que no solo los va a apoyar en el proceso diagnóstico, sino también
en el uso racional y búsqueda de nuevas intervenciones.
La esquizofrenia es una enfermedad del neurodesarrollo, crónica, que afecta al 0.7 % de la
población mundial aproximadamente y que es un problema de salud pública en Chile y el mundo.
Está considerada una de las 10 enfermedades más discapacitantes en personas entre 20 y 40 años;
sin embargo, hay muchas cosas que aún se desconocen de esta enfermedad.
En los últimos años, las investigaciones sobre la esquizofrenia se han centrado en su detección
precoz. El psiquiatra y socio de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la infancia (SOPNIA),
Pablo Gaspar, explica que si bien por lo general los primeros episodios de esquizofrenia ocurren en
la adultez, existen los llamados síntomas prodrómicos que se presentan en la adolescencia, entre
los 12 a los 18 años.
“Muchos de estos síntomas prodrómicos (aquellos que preceden a la enfermedad) corresponden
al aislamiento social, ansiedad, depresión y síntomas psicóticos subumbrales, que generan mucha
discapacidad en el adolescente: en el ámbito social, cognitivo, disminución del rendimiento
escolar, alteración de la dinámica familiar, entre otros”, explica el doctor Gaspar.
Una de las investigaciones que está liderando el doctor Gaspar es sobre los biomarcadores que
pueden estar presentes en las personas con esquizofrenia. “Los biomarcadores, en términos
simples, son características que pueden ser sustancias, moléculas, genes, redes neuronales, o
algún tipo de alteración histológica que sirven de base para poder entender, seguir y trazar una
determinada patología, enfermedad mental en este caso, desde el punto de vista diagnóstico y
también terapéutico”, explica el psiquiatra.
En el área terapéutica, el doctor Gaspar explica que con esta investigación se pueden afinar los
tratamientos. Por ejemplo, puede haber personas con alteraciones del discurso y no tantas
alteraciones de la parte genética y en ellos puede ser más importante el desarrollo de estrategias
preventivas asociadas a la psicoterapia de última generación o el uso de nuevas tecnologías como
terapia. Hay otras personas, que pueden tener grupos de biomarcadores alterados más genéticos
o moleculares y en ellos vamos a poder tener un uso más racional de psicofármacos. “En el fondo
el proyecto es una invitación al uso de una medicina de precisión en psiquiatría”, destaca el doctor
Gaspar.
En este sentido, el especialista señala que con esta investigación lo que se busca son un amplio
rango de biomarcadores a distintos niveles en la esquizofrenia. “Esto es un ámbito que lleva más
de 50 años en el estudio de la neurociencia. Se han encontrado algunos con algún interés clínico,
pero aún no se ha podido determinar de qué manera estos biomarcadores pueden tener un peso
diagnóstico en la enfermedad y tampoco el uso de determinados tratamientos efectivos”, agrega
el psiquiatra.
Para esta investigación se estudiarán durante dos años a adolescentes y adultos jóvenes que
tengan riesgo de desarrollar un primer episodio psicótico, a quienes se les realizará un detallado
análisis clínico, de imagenología, de signos vitales, de análisis automatizado del lenguaje, reporte
de su estado diario emocional, entre otros. “Es un análisis a múltiples niveles de los biomarcadores
en esta etapa, para determinar qué personas van a desarrollar un primer episodio psicótico y qué
otras personas que tienen síntomas psicóticos subumbrales no lo van a desarrollar o incluso
aquellos que van a remitir esos síntomas”, explica.
El doctor Gaspar agrega que esto les permitirá determinar no solamente los biomarcadores que
vayan a ser una patología grave, sino cuáles factores biológicos están presentes en personas que
no van a tener estas enfermedades.
El socio de SOPNIA indica que este proyecto se convertirá en uno de los esfuerzos colaborativos
más importante en la historia en relación con la búsqueda de biomarcadores para la esquizofrenia,
y que no solo los apoyará en los procesos diagnósticos, sino también en el uso racional de las
intervenciones. La investigación es financiada por el instituto de salud mental (NIH), el instituto de
administración de drogas y alimentos (FDA), Wellcome Trust, entre otras instituciones de gran
prestigio internacional.