Álvaro Jofré Cáceres – Convencional Constituyente – Distrito 2 – Tarapacá
Durante estas últimas semanas, el Pleno de la Convención Constitucional ha aprobado una nueva estructura jurídica del Estado: Chile será un “Estado regional, plurinacional e intercultural”.
Distintas dudas han surgido en sectores de la ciudadanía frente a consagrar un Estado que se organiza territorialmente en “regiones autónomas, comunas autónomas, autonomías territoriales indígenas y territorios especiales”.
Son muchas las personas que desean saber, con mayor sinceridad, lo que va a significar una nueva autonomía regional. ¿Será un Estado más robusto, más competente, más justo, inclusivo? ¿Promoverá, verdaderamente, la cooperación, la integración, el desarrollo adecuado entre las diversas entidades territoriales?
Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, publicó en su columna de opinión: “Un Chile desmembrado en decenas o incluso cientos de pequeños territorios autónomos sería un desastre por muchas razones –entre ellas, porque inevitablemente conllevaría un Estado débil y vulnerable a la captura”.
Formo parte de un grupo de constituyentes de corazón y visión regionalista, pero totalmente contrarios a apoyar iniciativas que conduzcan al “desmembramiento de los territorios”.
La propuesta aprobada, dota a cada una de las regiones con atribuciones legislativas, con sus propias atribuciones de organización del gobierno regional y el orden político-administrativo y financiero interno. Será el inicio de una nueva forma de centralismo: ya no solo entre la capital y el resto del país, sino que dentro de las mismas regiones.
Posibles capitales regionales todopoderosas y comunas marginadas, segregadas, en razón de la gran cantidad de competencias otorgadas a la región, en vez de a las comunas. Imagínense lo que será para regiones como Aysén, donde un 80 por ciento de su desarrollo se produce con inversión pública y un apenas un 20 por ciento es privada.
Mi llamado permanente en la Convención Constitucional, es al sentido de realidad, donde el fin último sea un mejor Estado para todas las personas.