Las bandas criminales que operan en Chile son más sofisticadas que las del narcotráfico porque hoy transitan por Tarapacá, pero mañana viajan a Suiza o Dubai. Dos profesionales de la PDI relataron a El Longino cómo se traza el oscuro origen del noble metal en nuestra región.
Isabel Frías
Periodista U.C.
“Chile se está utilizando como un país de paso de estas mercancías ilegales donde se blanquea el origen de metales costosos y que generan grandes ganancias «.
Con esas palabras se expresó el director general de la Policía de Investigaciones (PDI), Sergio Muñoz Yáñez luego del operativo “Rey Midas”, nombre que alude al monarca que convertía en oro todo aquello que tocaba.
Desde esa época a la actualidad, el encanto de los seres humanos por este metal no ha disminuido, sino que ahora –con inflación mundial y una guerra en desarrollo– las grandes fortunas han hecho subir el precio del oro y –de paso– la actividad de las bandas especializadas también ha crecido exponencialmente.
Sobre estas aristas comenzamos la conversación con dos expertos de la PDI con asiento en Iquique, en el laboratorio donde se periciaron lingotes de oro ilegal, por primera vez en nuestra región.
De acuerdo a lo señalado por Claudio Contreras,perito mecánico de esa sección, él fue el primer profesional que tuvo contacto forense con uno de los lingotes de oro incautados en una causa que lleva adelante la Fiscalía del Tamarugal: “Por la apariencia y forma, todos estos lingotes provienen de la minería ilegal y, por lo mismo, no se puede establecer dónde se elaboraron. Sin embargo, en la PDI podemos determinar si efectivamente estamos frente a oro, o se trata de otro mineral bañado en oro. También, la tecnología forense que acá se aplica puede entregarle al tribunal la información precisa acerca del nivel de pureza de los lingotes, que es un dato muy importante para realizar el avalúo que implica el ilícito”.
El ingeniero mecánico entrega más detalles: “Nosotros contamos con una pistola de fluorescencia de rayos X que, en este caso, la utilizamos como un recurso orientativo muy eficaz. Se trata de una suerte de pistola portátil diseñada para medir cualquier material que nosotros tengamos que someter a una investigación”.
Contreras Sandoval aclara que esta tecnología “es de uso habitual en la industria minera, pero en este Laboratorio de la PDI ocupamos esta herramienta para pesquisar los componentes de cualquier elemento o material y en la incautación de ese oro examinamos estos lingotes más anillos y alhajas, que también tuvimos que evaluar pieza por pieza”.
QUÉ MINERAL ES…
Aunque lo anterior suene bastante sencillo y rápido, en la práctica es bastante más complejo porque, como señalan en la PDI, “no todo lo que brilla es oro” y ese instrumental orienta sobre la naturaleza de los minerales involucrados.
A continuación, se aplican otros análisis a cargo de Luis Chávez, perito químico: “Los rayos X son una prueba efectiva, pero de superficie. No se debe dar por supuesto que un lingote en su interior sea oro; podría tratarse solo de un baño con ese mineral y nuestra tarea consiste en llegar al fondo e integridad del producto”, aclara.
“En mi trabajo he visto hasta pepitas de oro falsificadas”, desclasifica el químico laboratorista, abriendo otra arista en una conversación que –para el ciudadano de a pie– resulta siempre apasionante, porque alerta sobre la necesidad de adquirir cualquier alhaja en el comercio establecido y ojalá conservar la boleta de compraventa.
Hecha esa salvedad, tal vez más ajena a esta famosa incautación y a la Causa penal que lidera el Fiscal Hardy Torres López por el contrabando de 300 millones de oro, hechas las pericias que describen los funcionarios Contreras y Chavez, prosigue las fases posteriores a cargo de otras brigadas : Según los analistas internacionales, en todo el mundo las detenciones suelen iniciarse con el eslabón más débil, mientras los cabecillas son personas más difíciles de detectar porque los protege su alto patrimonio.
Poniendo en contexto a la realidad local, nadie duda que hoy en Tarapacá el oro resulta un gran recurso a disposición del crimen organizado, tanto para blanquear sus negocios ilegales como para proteger sus ganancias mal habidas, provenientes del tráfico de personas, armas y drogas.
Una trenza insospechada de delitos que los peritos de la PDI de Iquique están encarando ahora con pericias del más alto nivel, llevadas a cabo de manera tan silenciosa como profesional.
