Según el Premio Nobel Gérard Mourou, el millón de años que tardan en reciclarse estos peligrosos desechos puede aminorarse de manera eficaz con esa tecnología. Explica de qué manera y abre nuevas posibilidades también para el reciclaje de la basura “normal”.
Isabel Frías
Periodista U.C.
Si la basura es todo un tema “crítico” en la región de Tarapacá, ni hablar de lo que implica que los países desarrollados que cuentan con energía atómica se deshagan de estos peligrosos residuos que son esencialmente material radioactivo.
Para que el público lector sepa interpretar estos procesos, baste con señalar lo peor de todo: Las grandes potencias suelen enterrar estos materiales –de larga duración– pero en países pobres y subdesarrollados, los que hipotecan la salud de su población a cambio de dinero fresco por la concesión de los terrenos.
¿Los resguardos de este proceso? Nadie sabe contestar muy bien esa pregunta y, lo que es más dramático, nadie de los involucrados se molesta en dar muchos detalles.
El resultado es que el planeta natural –que no conoce fronteras en la práctica, ya que éstas son discrecionales y arbitrarias– está tremendamente tensionado con este problema, en que el destino de estos residuos está llegando a un límite crucial: O se trasladan al espacio exterior o se inventa un sistema rápido para reducir el impacto radioactivo.

SÚPER LÁSER
El galardonado físico Gérard Mourou ha afirmado públicamente que los rayos láseres podrían reducir la vida útil de los residuos nucleares “de un millón de años a 30 minutos”.
Este destacado científico recibió el Nobel 2018 junto con Donna Strickland por su desarrollo de la amplificación de pulsos chirpados (CPA), en la Universidad de Rochester. Y, durante su intervención ante la Academia Suecia se explayó largamente en su pasión por la luz extrema, que es como define al láser: La CPA produce pulsos ópticos ultracortos de alta intensidad con una enorme potencia, contando con la ventaja inigualable den generar “pulsos de attosegundos”, que son muy rápidos o veloces.
Mourou ha definido la luz láser como «una luz extremadamente potente, equivalente a mil veces la potencia de la red eléctrica mundial» pero que sólo se consigue durante una billonésima parte de segundo.
Esta frecuencia de luz es capaz de iluminar acontecimientos que de otro modo no serían observables, como los que se producen en el interior de los átomos y en las reacciones químicas. Esta capacidad es la que Mourou espera que dé a la CPA una oportunidad de neutralizar los residuos nucleares, y está trabajando activamente en la forma de hacerlo realidad junto con Toshiki Tajima, de la UC Irvine.
“Ya somos capaces de irradiar grandes cantidades de material de una sola vez con un láser de alta potencia, por lo que la técnica es perfectamente aplicable y, en teoría, nada impide ampliarla hasta un nivel industrial”, adelanta y siembra de esperanza a los mercados ya embarcados en promover un planeta más limpio y sin crisis climática.
Según indicó, además, el proyecto se ha lanzado en colaboración con la Comisión de Energías Alternativas y Energía Atómica, y asevera: “Aunque 15 años puedan parecer mucho tiempo, cuando se trata de la vida media de los residuos nucleares, es un abrir y cerrar de ojos”.
Asimismo, explica que los residuos radioactivos se guardan en almacenes subterráneos donde se supone que permanecerán durante siglos de ese modo peligroso antes que se puedan manipular.
Los peores de estos desechos son el uranio 235 y el plutonio 239, los que tienen una vida media de 24.000 años.

OFTALMOLOGIA Y MEDICINA
El profesional francés Gérard Mourou, que trabaja en el desarrollo de la luz láser más potente del mundo, sostiene que para la «transmutación» de los residuos nucleares (o sea, para anularles su radiactividad), este láser avanzado permitirá hacer que partículas como los neutrones se hagan más compactos «para acortar su tiempo de nocividad» y reducir la vigencia radiactiva de millones de años, lo que resolvería el problema de la energía nuclear que es –precisamente– la duración de los residuos contaminantes.
«La energía nuclear es la mejor energía siempre que sea la energía más limpia, siempre que se puedan transmutar sus residuos», dice categórico.
A partir de ese momento se podría comenzar a descontaminar residuos nucleares con la aplicación de este láser, que ya se emplea en medicina, principalmente oftalmología y en la denominada «farmacología nuclear», y que en breve podrá extender su uso en la «protonterapia», una vez que se reduzca el tamaño de la maquinaria empleada en esta técnica –en lo que se trabaja ahora– y pueda extenderse por hospitales.
El científico también admite que están desarrollando unos láseres para poner en órbita y «desorbitar» estos residuos; en otras palabras, trabaja en hacerlos salir de la Atmósfera para que se desintegren, con lo que, ha apuntado que la Atmósfera será el » campo de batalla» para terminar con millones de peligrosas toneladas.
Una obviedad dicha al cierre: Si la tecnología láser puede eliminar la compleja basura atómica, es de Perogrullo que tanto más fácil será reducir a futuro los residuos “normales” y que tanto abruman la convivencia en sociedad.