Las muertes por afecciones cardíacas alcanzan el 27,1% en Chile:
Los ataques cardíacos repentinos, por lo general, son producto de una falla en el sistema eléctrico del corazón que detiene el flujo sanguíneo al cuerpo. El especialista en Cardiología de Clínica Tarapacá, Dr. Braulio Vargas, advierte que estos cuadros médicos son cada vez más frecuentes en menores de edad y personas jóvenes, por lo mismo enfatiza en los principales factores de riesgo y su prevención.
Un estudiante de 17 años falleció el pasado 15 de marzo de forma inesperada mientras participaba de una clase de educación física en un liceo de Viña del Mar. ¿La causa de muerte? Un paro cardiorrespiratorio que, pese a los intentos de la comunidad escolar por reanimar al joven, éste falleció en el lugar.
En Chile, las afecciones cardíacas alcanzan el 27,1% del total de defunciones, siendo la principal causa de muerte de los chilenos, debido a que la población nacional suele presentar dos o más factores de riesgo, tales como hipertensión, que tiene una prevalencia del 30%, diabetes, obesidad, colesterol elevado, sedentarismo y tabaquismo, la cual alcanza un consumo del 33% en la población.
Así como el caso de este escolar, han existido otros de similares características en niñas, niños y adolescentes. Pero ¿qué hacer casos como éste? ¿Cómo se puede evitar? El profesional de la Clínica Tarapacá, Dr. Braulio Vargas, explica que, «ante todo es fundamental tener los controles pediátricos al día e idealmente una evaluación integral pre-deportiva, eso es lo primordial. Luego hay que estar atentos si existen factores de riesgo, tales como antecedentes familiares o enfermedades de base«.
«A diferencia de lo que se ve en la población adulta, donde las enfermedades que pueden conducir a tener un mayor riesgo cardiovascular son la hipertensión arterial, perfil lipídico alterado (colesterol y triglicéridos), glucemia elevada, etc., en los niños y jóvenes la existencia de anomalías cardíacas congénitas o que algún familiar tenga afecciones cardiacas de este tipo y sobre todo el antecedente de muerte súbita en la familia, son factores de riesgo de importancia en esta edad«, añade el Dr. Vargas.
Otro aspecto importante que considera el especialista son los problemas de malnutrición, tales como la obesidad y el sobrepeso, que afectan a casi el 74% de los chilenos y son enemigos del corazón. «Debemos tener hábitos saludables, y promover un cambio en la vida de niños y jóvenes, haciendo más ejercicio y menos tiempo frente a las pantallas», enfatiza.
En la mayoría de los casos de paros al corazón suceden por una anomalía y enfermedades cardíacas congénitas no detectadas. Los síntomas pueden ser dolor o molestias en el pecho; palpitaciones o latidos cardíacos rápidos e irregulares; sibilancia (sonido fuerte al respirar) sin causa aparente; falta de aire; desmayos o estados cercanos al desmayo y/o aturdimiento o mareos.
Lo cierto es que algunos casos estas complicaciones de salud pueden darse de manera repentina. Al respecto, el profesional puntualiza que «si hay un adulto cerca, éste debe estar alerta a las señales, tales como colapso súbito, falta de pulso, respiración y pérdida de conocimiento y estar en capacidad de realizar una reanimación cardiopulmonar. Si la persona ha perdido la consciencia, dejado de respirar, y no se le encuentra pulso, hay que avisar a viva voz que se pida una ambulancia y de ser posible, tener acceso inmediato a un desfibrilador externo automático (DEA) mientras inicia de forma inmediata las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Todo ciudadano debe capacitarse en estas maniobras de reanimación y las autoridades deben velar por el cumplimiento de la Ley 21.156, que norma sobre la obligatoriedad de tener a disposición del público desfibriladores externos automáticos», señala.
Tener al día los controles periódicos al médico y conocer los antecedentes de salud pueden marcar la diferencia a la hora de enfrentarse a un paro cardíaco. Por esto, el doctor Vargas recomienda a las madres, padres y tutores no saltarse los controles periódicos y conocer bien el historial familiar, a fin de evitar complicaciones que pueden ser fatales.
Asimismo, el profesional sostiene que la actividad física genera un beneficio cardiovascular, pero también puede provocar un aumento en el riesgo de Muerte Súbita Deportiva (MSD), «Si bien, en la mayoría de los casos es secundaria a una enfermedad cardiovascular sin síntomas y sólo en el 10% de éstos el paciente sabe que la padece, lo que dificulta su prevención, por lo que hay que insistir en la realización de evaluaciones pre-deportivas integrales».