Isabel Frías
Periodista U.C.
Un duro cuestionamiento al Gobierno lanzó la senadora Luz Ebensperger al
manejo de la criminalidad, la delincuencia, narcotráfico y crimen
organizado. “Ya está instalado en nuestra región y llegó hasta Cavancha”,
resaltando los alcances simbólicos del homicidio de este fin de semana.
Orgullosa de representar a Tarapacá como Vicepresidenta del Senado de la
República, Luz Ebensperger Orrego compartió su reacción y preocupación
ante los eventos de violencia frente a la playa Cavancha, el pasado fin de
semana.
De hecho, ve en esta situación una suerte de significación simbólica, al
ocurrir el asesinato de un joven en pleno corazón de la playa más turística de
la Macrozona Norte y emblema de la ciudad de Iquique: “El poder ejecutivo
tiene hoy que tomar acá medidas administrativas que posee y porque su
primera obligación es mantener el orden público”, afirma categórica.
¿Qué medidas administrativas, por ejemplo?
– Viendo la realidad de nuestra región, la primera medida sería contar con
Estado de Excepción porque esta violencia e inseguridad –independiente de
lo que se haga– no va a parar mientras no se controle la frontera con Bolivia
porque hasta el día de hoy se sigue permitiendo que siga ingresando gente
donde una parte es vulnerable y otra se trata derechamente del crimen
organizado. Esto es el que se tiene “tomado” la frontera norte de Chile y está
instalado en Pisiga-Colchane, está instalado en Alto Hospicio y está instalado
en nuestra región.
Esa labor la cumple ahora solo Carabineros. ¿No es suficiente?
– Carabineros no da abasto y hay que pensar que los carabineros no se
compran ni se inventan. Ese personal hay que formarlo y, además, está la
circunstancia que por la falta de apoyo político a esta institución el resultado
es que cada día hay menos carabineros y algunos incluso se están yendo de
sus filas. El nivel de licencias médicas es gigante…
¿Qué debe hacer entonces el Gobierno en la práctica respecto de la
violencia en Tarapacá?
– El gobierno tiene que poner colorado y hacer uso de las herramientas que
tiene y una de ellas es pedirle ayuda a las Fuerzas Armadas, las cuales
tendrían que estar en la frontera y también estar presente en comunas como
Alto Hospicio o como Iquique en que la delincuencia violenta de crimen
organizado está azotando a nuestra gente.
En los hechos, esta situación no le permite a la ciudadanía salir a las calles y
tenemos que lo reconoce hasta el mismo Fiscal diciendo que “no hay un lugar
seguro en Iquique”.
Siempre hemos sido una región complicada en materia de seguridad, pero
nunca a este nivel de violencia que estamos presenciando ahora, nunca este
nivel de homicidios, nunca a este nivel de crímenes violentos.
No sé realmente qué están esperando qué ocurra para decretar el Estado de
Emergencia.
¿Tendrá que morir asesinado un alcalde, un fiscal o un político
para tomar cartas en el asunto?
Me niego a creer que esto tenga que ser de
ese modo y vamos para allá a este ritmo en que llevamos a la fecha 47
homicidios en lo que va corrido del año y antes se producían 8 en promedio y
eso nos hace ser la región con más asesinatos incluso más que en La
Araucanía.
¿Qué reacciones o impresiones ha recogido de parte de los ciudadanos de
Tarapacá?
– Lo real es que hay terror en la gente, se ha instalado el miedo, no hay
lugares seguros y las personas se encierra en su casa. Eso lo debería sopesar
el gobierno y porque mi entender, no es posible que por un tema ideológico
o para evitar fricciones en su coalición no se atreva a actuar en materia de
seguridad.
Desde diversos sectores se proyecta que la ola migratoria de crimen
organizado ingresando por Colchane volverá porque existe la teoría que
ésta recrudece con el verano.
– Eso no es una teoría, sino que es la realidad. Partamos por decir que
Colchane no es una frontera fácil y, efectivamente, si se revisa el número de
ingresos irregulares y regulares por la frontera de Tarapacá se aprecia que
–una vez que mejoró el tiempo– aumentan todos los ingresos y también los
clandestinos.
El crimen organizado debe ser parado ya, en este momento, porque pienso
que ya es tarde porque está instalado en nuestra región.
Uno de los efectos también dramáticos de estos 47 homicidios es que la
industria del turismo, particularmente de Iquique y todo Tarapacá, vive una
caída sustancial.
¿Cómo vincula usted la seguridad a la economía regional?
– Veo un oscuro panorama porque si bien en Tarapacá existen varios e
importantes motores de desarrollo donde se encuentra indudablemente el
turismo que ya comenzó a ser golpeado primero por la pandemia y ahora por
la inseguridad.
A pesar de todas las noticias, la gente ha seguido viniendo bajo la fórmula de
comprar un paquete de servicios turísticos por 7 días, está dos y se devuelve.
Y los turistas se devuelven por temor, porque lo asaltaron y porque no
pueden disfrutar a lo que vienen.
El área turística viene de capa caída y a ella se le suma recesión, inflación e
inseguridad.
Esa es la trascendencia que dejó el lamentable suceso de este fin de semana
donde mataron a un joven e hirieron a transeúnte porque fue en la playa
Cavancha y aunque es grave que maten a una persona en cualquier parte,
pero para Tarapacá es un verdadero estigma porque sigue afectando el
desarrollo de nuestra región porque quién va a querer venir a visitar una
ciudad con balaceras en pleno centro, en tribunales o en plena playa…
¡nadie!
No podemos normalizar la violencia, ni el narcotráfico, ni los ajustes de
cuentas ni el crimen organizado.
¿Se requiere un orden adicional para sacar el crimen organizado de Alto
Hospicio?
– Por supuesto que sí, porque la delincuencia está instalada en el corazón de
esa comuna y allí existen Tomas como La Mula donde las policías no pueden
entrar a cumplir la Ley y una pareja de carabineros no pueda actuar.
Si la PDI tiene las facultades de fiscalizar a los migrantes, no entiendo por qué
razón no se fiscaliza la presencia de los migrantes legales y clandestinos.
Y esto no se trata de xenofobia, sino que hablamos de crimen organizado, el
cual se aprovechó de nuestra debilidad fronteriza para ver un lugar factible
donde ellos podían ingresar y ganar otro espacio territorialmente a través de
Tarapacá.
