De acuerdo al último Informe de Género que emite la Superintendencia de Pensiones, la pandemia afectó más al grupo de trabajadoras. Además, si la remuneración imponible promedio alcanzó los $706.475 para los hombres, en las mujeres alcanzó los $623.909 en mujeres, produciéndose una diferencia de -11,7%, mayor a la del año anterior en 2,6 p.p.
Isabel Frías
Periodista U.C.
La Superintendencia del ramo realiza cada cierto tiempo el “Informe de género sobre el sistema de pensiones y seguro de cesantía” donde se actualizan los diferentes indicadores que definen las brechas y desafíos que el sistema de AFP impone a las mujeres, y la distancia desmedrada respecto a los varones. Esta diferencia es lo que se denomina “brecha de género”.
A menudo se suele iniciar el análisis de este problema recordando las mayores expectativas de vida que poseen las mujeres, que es uno de los elementos implicados en el fenómeno de las bajas pensiones de las afiliadas y cotizantes dentro del sistema de AFP.
Sin embargo, existe un factor aún más determinante y que está presente durante toda la trayectoria laboral de cualquier mujer: En un mismo puesto y por las mismas labores, las mujeres reciben menos dinero que el hombre como remuneración imponible; es decir, las mujeres cotizan menos dinero comparativamente y por tanto reúnen al final un fondo más pequeño que se reparte por más años de vida.
A ello se suma que las trabajadoras mantienen períodos sin cotizaciones (antiguas “lagunas temporales”) mucho más amplios que sus pares.
El último estudio de la Superintendencia de pensiones está fechado en diciembre de 2021, y allí la repartición afirma –además– que las diferencias de ahorro previsional “dan cuenta de los impactos de la crisis sanitaria y económica en el mercado del trabajo reflejados en las disminuciones significativas de los cotizantes en los períodos de mayores efectos negativos en 2020”.
Añade a continuación que esos indicadores comenzaron a repuntar hacia junio de 2021, pero observándose “un mayor ritmo de reinserción laboral de hombres que de mujeres, aunque los niveles aún son inferiores a los previos a la crisis”.
TAREAS PENDIENTES
El ente fiscalizador destaca que, a partir de octubre 2020, la Ley 21.269 permitió la incorporación de los y las Trabajadoras de Casa Particular (TCP) al seguro de cesantía, “lo que constituye un importante avance en materia de protección laboral de este segmento del mercado del trabajo caracterizado por un alto porcentaje de feminización e informalidad laboral”.
En el registro de la Superintendencia de Pensiones, por otra parte, los indicadores “dan cuenta de los distintos factores que explican las brechas de género en los montos de pensión de vejez pagados. A su vez, enfatiza, los indicadores de cobertura y pagos de los beneficios del Pilar Solidario muestran su contribución a la disminución de las brechas de género”.
El tema es importante porque en este terreno existe una clara discriminación que el estado chileno aún no corrige, en contraste con la mayor participación femenina: A junio de 2021 las mujeres afiliadas al sistema de pensiones vigente representaron el 46,8% del total de afiliados activos, mientras que, respecto de los cotizantes, alcanzaron el 42,1% del total.
Estas proporciones muestran cierta recuperación respecto de las disminuciones producidas en 2020 a causa de la crisis sanitaria. No obstante, esa recuperación ha sido más lenta en mujeres que en hombres, registrándose una brecha del indicador a -9,4 puntos porcentuales (p.p.).
Finalmente, la mayor piedra de tope es la cantidad de dinero que las mujeres reciben por su trabajo: Cuanto a la remuneración imponible del total de cotizantes, los promedios para hombres y mujeres fueron de $947.901 y $863.162, respectivamente, registrándose una brecha de -8,9%.
La media de la remuneración imponible alcanzó los $706.475 en hombres y $623.909 en mujeres, consignándose una diferencia de -11,7%, mayor a la del año anterior en 2,6 p.p.
La conclusión apunta a la gestión que el próximo gobierno deberá encarar para reformular cambiar el sistema de seguridad social.
