Dos pueblos perdidos de la Cerdeña, castigados con el éxodo de la juventud, son una suerte de enigma de cómo bordear los cien años de vida en medio de la austeridad ambiente.
Isabel Frías
Periodista U.C.
Aunque resulta del todo paradójico, los avances sanitarios y materiales (electricidad, agua potable, alimentación) están poniendo al mundo en una doble apuesta: Por un lado, se privilegia una juventud cada vez más corta y se establece una cierta obsesión por llegar a viejo de la mejor manera posible.
¿El cáncer? Un flagelo que no suele traspasar los 80 años.
¿Las enfermedades infecciosas? Otro azote que puede combatirse a punta de un sistema de defensa e inmune que es algo mucho más sofisticado que “comer bien”.
El tema viene a cuento tras hacerse público el empeño de las autoridades de dos pueblos de Cerdeña –embarcados en una rara competencia de senectud– por atraer inversionistas e investigadores en torno a una pequeña población de gente que alcanza los noventa y cien años con bastante esplendor y mucha actitud.
Lo anterior es especialmente llamativo, ya que se trata de dos localidades afectadas –desde hace tiempo y a la fecha- por grandes dificultades económicas debido a diversos factores donde el primero sería el éxodo de la juventud hacia las grandes ciudades italianas y europeas.
SECRETO EN LA PROVINCIA
Perdasdefogu es uno de ellos y se trata de un poblado con una importante pérdida de empleos, bajísima natalidad y el desbande de las nuevas generaciones.
Por estos días, precisamente, Perdasdefogu aprovecha su reconocimiento en el Guinness de los Récords como el municipio con “la mayor concentración de personas centenarias” y esto se materializa en que cuenta con siete habitantes en esa condición dentro de un universo total de 1.780.
A muchos le parecerá que estos números se parecen mucho a lo que acontece en diversas localidades del interior de Tarapacá, por cierto.
El objetivo del municipio se centra en atraer a los extranjeros (con cierto presupuesto aventurero) para que conozcan los secretos de la vida en la provincia, tranquila, ordenada y llena atractivos naturales.
Pero, la administración comunal ambiciona que laboratorios y centros de estudios genéticos realicen sondeos e investigaciones para que sondeen los misterios de los longevos residentes: La instalación de esos referentes implicaría, sostienen con bastante lógica, que se materialicen inversiones de infraestructura e instalaciones de última generación, que mejoren algunos servicios básicos como la telefonía y la instalación de cables de fibra óptica para las conexiones de internet.
PUEBLO EN COMPETENCIA
A partir del reconocimiento mundial, le salió sin embargo competencia y el pueblo de Seulo también ahora desea reclamar el estatus del país más longevo y basan sus antecedentes en otra investigación: Hace unos años, investigadores científicos descubrieron que Seulo era uno de cinco del planeta que tenía el récord de habitantes cuyas expectativas de vida está en un nivel muy superior al resto del mundo, destacando que allí los índices de enfermedades coronarias, de cáncer y de demencia senil eran sensiblemente inferiores.
De esa manera, a Seulo se le designó como parte de las Zonas Azules del planeta, tras concretarse una alianza entre la prestigiosa publicación National Geographic y la Sociedad de Gerontología de Norteamérica, que salió (literalmente) por el mundo a buscar regiones en las que las personas vivían más tiempo con miras a encontrar pautas o ejemplos de técnicas y estilos de vida longevas.
Lo más sorprendente de ese estudio fue las respuestas que dieron los “beneficiarios” de esos pueblos con una larga vida, porque cualquiera diría que se trata de una utopía: “Clima amable, naturaleza prolífica, alimentos sanos y sabrosos al alcance de la mano, la posibilidad de vivir bien en cualquier etapa de la vida: que los jóvenes sean educados con dedicación, que los viejos sean cuidados con amor.Donde haya paz, reine la tolerancia y no existan las tensiones cotidianas. Un lugar en que se viva en comunidad, en el que la cooperación sea norma y en el que impere la paz”.
Los entrevistados que han llegado a la cuarta edad en ambos pueblos describen más o menos similar escenario idílico en sus localidades y, la raya para la suma, apunta que las condiciones de vida alejadas del consumo (industrial y refinado) se sitúa cómodamente como la fórmula más cercana a la plenitud.
