Beatriz Arteaga Directora Escuela Técnico de Nivel Superior en
Enfermería Universidad de Las Américas
Muchas personas al recordar la estadía en un hospital o el haber vivido
una enfermedad grave, la describen como los peores recuerdos de sus
vidas y esto lo hacen no solo por el dolor físico vivido, sino también
por el sufrimiento psicológico y espiritual que padecieron.
La pandemia del COVID- 19, sin duda, ha sido la crisis sanitaria de
mayor envergadura de los últimos cien años y ha dejado de manifiesto
la necesidad de fortalecer el cuidado de lo invisible, porque la persona
enferma una vez contagiada comienza a experimentar una serie de
sensaciones que se van acrecentando incluso con la hospitalización,
manifestando sentimientos de angustia, incertidumbre y soledad por la
separación de su familia o seres queridos, sintiéndose frágil,
vulnerable e indefensa, con miedo al dolor, a la muerte o a las secuelas
que pueda presentar al final de la enfermedad si sobrevive.
Es un constante desafío para todos los técnicos y profesionales de la
salud en Chile brindar la importancia del cuidado de lo invisible con
actitudes, tratos y actos respetuosos, delicados, amables y empáticos,
porque las últimas décadas hemos aprendido mucho sobre tecnologías y
el tratamiento de las enfermedades, pero quizás hemos olvidado el
cuidado del sufrimiento humano en sus otras dimensiones.