El 26 de junio conmemoramos el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, oportunidad en la que es necesaria realzar la importancia de todas aquellas acciones destinadas a prevenir el uso indebido de éstas.
Hablar de este tipo de drogas es referirnos a aquellas sustancias de origen natural o sintética que tienen efecto sobre el sistema nervioso, provocando trastornos en los procesos de pensamientos, emociones y conducta, por eso, también son llamados compuestos psicoactivos.
Se ha reconocido ampliamente que el grupo adolescente es uno de los más vulnerables ante el abuso de drogas puesto que es muy característico de ellos tener una conducta temeraria e imprudente, de cierta “rebeldía” contra las reglas que les impone el medio familiar o escolar, intentando mostrar mayor autonomía en sus decisiones.
Quisiera destacar que el acompañamiento parental basado en la educación preventiva sobre esta materia y comprensiva frente a la vivencia de este trance entre la niñez y la etapa adulta, conforma un importante factor protector de salud mental. Es muy relevante para ellos o ellas sentirse queridos y escuchados, contar con momentos de conversación de manera constante, establecer relaciones basadas en el respeto y la empatía. Son los padres o familiares a cargo los principales responsables de la educación y el bienestar de sus hijos e hijas. Son ellos quienes deben detectar señales de alerta precoz, como cambios anímicos bruscos o de apetito, falta de energía, baja de calificaciones o de perdida de interés en actividades que antes parecían atractivas, dificultad de relacionamiento, aislamiento o cualquier conducta arriesgada o de compañía de quienes están consumiendo drogas o cometiendo actos delictuales.
Diversos actores forman parte de un trabajo multidisciplinario en esta materia, como profesores, profesionales de salud y personal de seguridad pública. A mi juicio, sigue siendo la familia el espacio central donde se realicen las acciones educativas en prevención del consumo de drogas.
Ana María Valenzuela Trujillo
Académica carrera Enfermería U. Andrés Bello, sede Concepción
