En Chile, se estima que más de 2 millones de personas sufren esta patología, convirtiéndose en una de las enfermedades de mayor incidencia en el país. En el Día Mundial de la Concientización de la Diabetes, la coordinadora de Nutrición de la Clínica Tarapacá, Paula Heredia, explica los principales alimentos que deben evitarse y cómo llevar una alimentación saludable.
Noviembre es el mes de la concientización de la diabetes, enfermedad que afecta alrededor del 11,5% de personas adultas en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Mientras que, en Chile, el 12,5% ha sido diagnosticado con la enfermedad.
Al respecto, la coordinadora de Nutrición de la Clínica Tarapacá, Paula Heredia explica que existen cuatro tipos de diabetes, siendo las dos primeras las más comunes. “Diabetes tipo 1, es cuando el sistema inmune ataca a las células del páncreas, evitando que se produzca insulina. Diabetes tipo 2, que es fomentada por la obesidad, la falta de actividad física y malnutrición”.
Del mismo modo, la profesional puntualiza que también se encuentra “la diabetes gestacional, que aparece cuando la mujer está embarazada y si no se trata de forma correspondiente puede dejar como secuela una diabetes tipo dos. Y, ya para finalizar existe la diabetes tipo 4, que es poco común, y se produce por enfermedades que se encuentran presentes”.
Sobre 2 millones de personas en Chile tienen diabetes, y según lo que indica la especialista “la prevalencia va en aumento, ya que la pandemia incrementó el número de personas que sufren por esta enfermedad, esto se puede ver en las consultas que recibimos a diario”.
Lo anterior es producto de múltiples factores, tales como el sedentarismo, el exceso de consumos de alimentos ultra procesados y aumento de la obesidad y el sobrepeso en las personas.
La nutricionista de Clínica Tarapacá mencionó que los antecedentes familiares, la edad, el bajo peso al nacer o nacimiento prematuro también son otros indicadores que podrían derivar en padecer la enfermedad a futuro. Asimismo, mencionó que para prevenirla o detectarla a tiempo es relevante prestar atención a síntomas como “el aumento de la sed, micción frecuente, fatiga, áreas oscuras en la piel principalmente del cuello o en las axilas y en la ingle e infecciones frecuentes”.
¿En qué hay que fijarse?
“Una de las formas de prevenir esta enfermedad es por medio de una alimentación balanceada y saludable, salir del sedentarismo y realizar actividad física de forma diaria”.
Es por eso que la nutricionista recomienda tener una dieta balanceada en frutas y vegetales; granos integrales como trigo integral, arroz integral, cebada, quinoa y avena; proteínas, como carnes magras, pollo, pavo, pescado, huevos, nueces, frijoles, lentejas y tofu; y productos lácteos descremados o bajos en grasa como la leche, yogur y queso.
Por otro lado, la especialista menciona que se deben limitar cierto tipo de alimentos en especial los refinados y ultra procesados, tales como dulces, galletas, pasteles, helados, cereales endulzados y frutas enlatadas con azúcar agregada; bebidas con azúcares añadidos, como jugos, refrescos regulares y bebidas deportivas o energéticas regulares; arroz blanco, tortillas, panes y pastas, especialmente los elaborados con harina blanca; y verduras con almidón, como papas blancas, maíz y guisantes.
Por último, recomienda establecer horarios de sueño y comidas, junto con evitar el consumo de endulzantes y azúcar en la dieta. Además, la nutricionista de Clínica Tarapacá menciona que es bueno realizar consultas y exámenes anuales de detección y prevención.