Una actitud decidida de las autoridades para resolver el problema de líquidos percolados que escurren sin control por calle Sargento Aldea desde el mercado Centenario, frente a su local de venta de helados, solicitó Herman Fuentes Jiménez, propietario de heladería Pablito.
Establecido desde 1990 en la esquina de Sargento Aldea con Barros Arana, señala que la situación es generada por un mal manejo de los residuos de los camiones que descargan pescados y los que retiran los contenedores con basuras y desechos desde las pescaderías.
“El agua con desechos se acumula alrededor de mi negocio, el olor y pestilencia es insoportable y en verano afloran moscas. Vengo planteando esto mucho tiempo, como no me gusta pegar puñaladas por la espalda lo conversé con los dirigentes de locatarios y administración del mercado y lo único que he visto es que manguerean la vereda con agua y cloro pero eso no basta”.
Señala Fuentes que limpia y aplica ambiental en su local para mitigar el mal olor que se impregna.
Respecto a las causas de esta situación detalla que en la mañana los camiones que vienen con pescados hacen la descarga sin preocuparse del agua con sangre y escarcha que botan. “Eso es en las mañanas pero en la tarde es peor, las aguas y percolados del lavado de los contenedores de basura corren por la calzada ya que el único resumidero que existe está tapado”.
Recalca que el poco prolijo manejo de los residuos de pescados y mariscos genera la situación de insalubridad, “cuando vienen a retirar los desechos el camión que compacta la basura deja caer desechos y manguerean el mismo contenedor que vaciaron. No hay manejo adecuado”.
SOLUCION
En la búsqueda de soluciones Fuentes ha recurrido a la autoridad sanitaria sin encontrar respuesta, “los inspectores que fiscalizan en el Mercado dicen que son exclusivos para ver el tema Covid, he llamado a la municipalidad pero nunca han venido y los Carabineros de la Garita que está por calle Latorre tampoco tienen atribución”.
El problema también afecta a los taxistas rurales de la agrupación Pampa y Mar. El paradero Iquique–Pozo Almonte tiene autorización para estacionar 5 colectivos, sin embargo el espacio es ocupado por vehículos menores que llevan pescados o mariscos, los que incluso se suben a la vereda según se queja el conductor Luciano Grandinetti.
Agrega el transportista que la complicación no sólo es el agua aposada también el olor nauseabundo, “al ocuparnos nuestro sitio obligan al pasajero a subir al vehículo pisando esas agua con desechos y el líquido viscoso se impregna en la goma del cubre piso, dejando olor a pescado podrido en el auto”.
