Andrea Otaegui, Gerente de Compensaciones y Gestión de Recursos Humanos
No es nuevo hablar de la equidad de género, de disminución de brechas salariales, de la crianza compartida de los hijos, entre otros muchos temas que están de moda en relación a la participación de la mujer en la sociedad, pero quiero tomarlo desde una perspectiva distinta ¿por qué no hablamos de cómo el hombre ha evolucionado también, facilitando a la mujer empoderarse y usar espacios que por siglos estaban destinados sólo al sexo masculino?
Si nos remontamos desde el inicio de la humanidad y a través de los años, se nos enseñó que los hombres eran los comerciantes, los que estaban a cargo del poder de los pueblos, los que lideraban los cultos religiosos, los guerreros y soldados. ¿Qué quedaba para las mujeres? La crianza de los hijos y las labores domésticas No hay libro de historia en el mundo que diga lo contrario, porque así fue concebida la sociedad, así fuimos educados. Pero el mundo cambió, no sólo las mujeres se empoderaron, sino que también los hombres entendieron que una sociedad mejor es aquella que permite la diversidad de miradas.
Si bien hemos visto marchas, manifestaciones y mujeres protestando en el mundo occidental para lograr equidad de género, también hemos visto cómo los hombres han abierto las puertas, hemos vistos cómo presidentes de grandes estados hoy tienen en sus listas de campaña a mujeres, más aún, cómo ha aumentado el número de mujeres presidentas en el mundo, siendo nuestro país uno de los referentes. Surge la pregunta: ¿sólo votaron mujeres por ellas? No, también lo hicieron hombres. Antiguamente los padres criaban a sus hijas para que fueran excelentes dueñas de casa, hoy un padre motiva a que su hija tenga una carrera técnica o universitaria dentro de sus posibilidades.
El cambio a un mundo más equitativo también se logra con el trabajo del hombre y hay que reconocerlo, aún cuando este cambio se haya iniciado gracias a la lucha incansable de mujeres, a su tenacidad, responsabilidad y esfuerzo, siempre teniendo que demostrar que pueden hacer las cosas mejores que los hombres. Ese doble esfuerzo hoy está teniendo frutos. Cada vez más son los hombres los que comparten responsabilidades en el hogar de igual a igual, corresponsabilidad, y esos hijos crecerán viendo una realidad distinta. Se está cambiando la perspectiva, se sembró la semilla que inició el cambio sin retorno.
Un dato, el Quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU es la equidad de género. Chile obtuvo un índice de 80 puntos de 100 el 2023, ocupando el lugar 96 de 190 países en la medición realizada por el Banco Mundial en relación a dicha materia, que considera factores como movilidad, trabajo, remuneración, regulación asociada al matrimonio, parentabilidad, empresariado, regulación de bienes (activos) y jubilación.
En palabras del Banco Mundial “Acelerar la igualdad de género e invertir en el empoderamiento genera grandes beneficios económicos. En promedio, el PIB per cápita en el largo plazo sería casi un 20 % más alto si se subsanaran las brechas de género en el empleo.
Una sociedad sostenible será aquella que valore las diferencias entre hombres y mujeres, pero sin menospreciar el valor de cada uno. Los hombres no son mejores que las mujeres, pero las mujeres tampoco lo son sobre los hombres. Somo dos géneros que nos complementamos para aportar cada uno desde una perspectiva diferente, siendo esa riqueza de visiones la que hace a una sociedad más rica.