El Longino conversó en forma exclusiva con la perito balística Karen
Opazo Donoso sobre el fenómeno inaudito de fotografiarse en redes
sociales portando armas de fuego. Acá, esta ingeniera civil que integra
las filas de la PDI desde hace dos décadas, analiza parte del fenómeno
asociado al incremento de muertes: “Un arma es lo contrario al diálogo,
algo que se debe aprenderse en la casa”, afirma tajante.
Isabel Frías
Periodista U.C.
“Yo no estudié para policía, sino que soy una santiaguina que se tituló de Ingeniero Civil Industrial
luego de estudiar 6 años en la USACH. En ese tiempo tenía 24 años y trabajaba en Metrogas
cuando leí un anuncio de la PDI donde indicaban que necesitaban profesionales titulados que
tuvieran estudios de física, química y matemáticas. Y yo fui, postulé y quedé”.
Así se inicia el recuerdo la perito balística de la Policía de Investigaciones de Tarapacá, Karen
Opazo Donoso, hoy una destacada perito balística que observa cómo se llenan las páginas de los
diarios y noticieros con hechos de sangre con donde hay armas de fuego involucradas: “Es una
realidad que se observaba de manera incipiente hace muchos años atrás y que nosotros, como
policía civil, advertimos en sus primeras señales en los niveles que a cada cual le correspondía”,
explica en esta entrevista exclusiva con El Longino.
Inteligente, rápida y con una amplia cultura, la profesional confiesa con orgullo que una vez
seleccionada por la institución para esta especialidad tras obtener un 7 en la prueba de admisión,
“me encantó ser de la PDI y ser perito balístico”.
Aunque partió trabajando en Santiago, su ciudad, Karen Opazo se mudó el 2014 con un hijo
pequeño hasta la ciudad de Iquique, por propia elección: “Siempre me gustó esta ciudad nortina;
hace casi diez años atrás ya estaba separada y era mamá de un niño pequeño que quería tener
tiempo para realizar esta vocación al mismo tiempo que hacer familia en acá, donde las distancias
son más cortas y este clima eleva la calidad de vida”, se explaya diciendo sobre su experiencia a
nivel más personal.
En la fecha de su llegada, Iquique no solo no contaba con un perito de su especialidad, sino que el
terremoto reciente había destruido dependencias e instrumental: “Averigüé que en la ciudad de
Copiapó había un microscopio balístico que no estaba siendo utilizado porque no había perito,
entonces se fue a buscar y se trasladó dicha tecnología hasta Iquique. Así empecé…”, resume en
un párrafo que da pistas cómo ha crecido la importancia del análisis científico que ahora se aplica
en la PDI Tarapacá.
PODER Y ESTATUS
La perito Opazo Donoso también nos enseña que “cada arma tiene una huella específica y única y
nuestro trabajo consiste en analizar la coincidencia que existe entre la vainilla percutada y un
arma que haya participado en algún delito”, información que es crucial para que los tribunales de
justicia y el Ministerio Público puedan determinar las responsabilidades de los casos policiales que
se deben resolver.
Las armas más comunes de arma corta son las pistolas (con un cargador) y el revólver (con una
mariposa que gira), pero ahora “se ven situaciones de delitos donde están involucradas también
armas hechizas acá en el Norte y el Centro del país, aunque en el Sur se ven más armas largas
como las escopetas. Un desafío adicional son las llamadas armas hechizas donde es imposible
contrastar estos datos sin contar con el arma utilizada”.
A la gente joven parece gustar de fotografiarse con las armas y subir ese material incluso a sus
redes sociales. ¿Qué piensa de ese fenómeno?
-Veo que para un cierto grupo ese tipo de registro son un símbolo de poder y de estatus, pero lo
de fondo es que las armas no están hechas para nada bueno, sino que implican siempre hechos
lamentables, peligrosos; las armas no son para jugar y ningún fabricante las hace pensando en la
vida humana ni en el respeto por el otro.
También observo que existe bastante desinformación porque las armas solo pueden ser utilizadas
para lo que fue inscrita legalmente. Además, se produce una delgada línea en este terreno que las
personas no perciben y es que el día que entre un ladrón a la casa y le robe a una persona esa
pistola que adquirió para defenderse, potencialmente el delincuente va a contar con un arma
extra a la suya.
Hoy vemos que crece el uso de armas en todo Chile y que ello coincide con que los extranjeros
que llegan vienen de países donde es muy común su uso.
-Por supuesto que es un factor que influye y, de hecho, la fabricación de las subametralladoras
pequeñas partió específicamente en Colombia porque, en términos generales, en todos los países
del Caribe el uso de armas es muchísimo menos restrictivo que la realidad chilena. Antes el
homicidio partía con ingesta de alcohol que derivaba en riña; en cambio ahora ese panorama
incluye el uso de armas de fuego.

¿Qué educación debiera entregarse a los niños, a los jóvenes cuando hablamos de armas?
-Lo primero es que, si una familia decide contar con un arma en la casa no se puede esconder esa
información a los hijos, sino que lo aconsejable es lo contrario: se debe visibilizar y nunca debe
mantenerse esa información oculta, sino que se debe enseñar que no es para jugar, se tiene
también que mostrar dónde se la guarda y con qué objetivo se tiene en el hogar ya que un arma
“oculta” a los niños puede convertirse en una bomba de tiempo si está en un closet cerrado.
O sea, pienso que se debe manejar igual como hacemos con la llave de paso del gas, con el cloro,
con los quemadores de la cocina o el fuego de una estufa, para dar ejemplos muy concretos de
elementos que implican riesgo vital para las personas.
¿Qué otro criterio cree que se deben aplicar para tener un arma en la casa?
-Los adultos deben sopesar si realmente desean tener un arma, si tienen el coraje para disparar y
preguntarse si desea dispararle a otro ser humano o prefiere dejar que ese delincuente se lleve
todas las cosas, pero conservar la vida.
Si se compra un arma, hay que abrirla, saber tomarla, aprender a limpiarla, saber colocar la
munición, saber si se tranca y todo lo que involucra. También hay que considerar que, si el arma la
usa el jefe de familia, hay que preguntarse qué ocurre si los delincuentes le pegan y lo reducen,
qué ocurre si la esposa se ve obligada a utilizar esa arma en defensa de la familia. ¿Está ella
preparada para disparar? ¿Van a dejar el arma para que se la lleve el delincuente se la lleve o para
que dispare contra toda la familia?
Las armas están siendo hasta promocionadas por cantantes urbanos. ¿Los ha visto?
-Sí y eso es lamentable. Hace algunas semanas leí en redes sociales el escándalo por la cantidad de
homicidios y, en paralelo, se hacía promoción de un concierto con armas de fuego en la mano.
¿Y por qué se le da a las armas ese rango de prestigio o poder?
-No soy socióloga, pero creo que en algún momento de ser “ondero” se pasó a rendir tributo al
Lado Oscuro y tal vez tiene que ver con que los adultos no fuimos tan claros con los niños. Estoy
hablando de la generación que hoy tiene entre 20 a 30 años y que intentan empoderarse luciendo
autos y armas, además de validarse con los amigos, las redes sociales, el cine, la música.
Esto último se enlaza con No tolerar las diferencias de opinión.
-Totalmente de acuerdo con aquello. Un arma es lo contrario al diálogo, algo que debe aprenderse
en la casa, porque si no se dialoga se zanja el conflicto inmediatamente con el uso de la violencia.
Eso empobrece las relaciones y la vida dentro de los barrios, de la comunidad. De hecho, todo se
hace peor cuando las personas manejan armas de fuego sin aquilatar el peligro que involucra.