El Seremi de Educación Tarapacá (s) Juan Pablo Cortez Soto compartió con El Longino una suerte
de balance del 2022. Falta de matrículas, ausentismo, presencialidad, malla y jornada docente
fueron algunas de las aristas que abordó en esta conversación franca que se dio en medio de las
actividades de finalización del año.

Isabel Frías
Periodista U.C.
Titulado de profesor en Enseñanza General Básica, Juan Pablo Cortes Soto debió asumir en
noviembre la subrogancia de la Secretaría Ministerial de Educación de Tarapacá y fue en esa
calidad que conversó con nosotros realizando un análisis de lo que ha sido el Año Escolar que está
terminando ahora en diciembre, un proceso que ha tenido múltiples desafíos y particularidades.
A grandes rasgos, ¿cómo evalúa este año académico donde se retornó a la presencialidad?
– No vamos hablar de que fue un año difícil, sino distinto sobre todo al considerar el regreso a las
clases presenciales luego de dos años de encierro por pandemia y en el cual como Ministerio nos
hemos tenido que hacer cargo de un regreso sumamente vertiginoso y que dimos respuesta a
través de una política de reactivación educativa integral enfocada en cinco ejes fundamentales.
¿Cuáles fueron esos cinco ejes?
– Salud mental, bienestar y convivencia escolar; activación de los aprendizajes y revinculación de
las trayectorias educativas; fortalecimiento de infraestructura y conectividad.
¿Cuáles fueron las principales dificultades en ese proceso 2022?
– Sin lugar a dudas lo medular fue la confianza que había de las distintas comunidades educativas
para el reencuentro educativo.
¿Las comunidades estaban reticentes a las clases presenciales?
– Más que todo existía la duda de cómo íbamos a volver a las clases existiendo aún niveles
relevantes de contagio de coronavirus y ver cómo podíamos garantizar las trayectorias educativas,
entendiendo que el ejercicio pedagógico toma mayor relevancia cuando es presencial, porque la
interacción entre docente y estudiante es vital para concretar aprendizajes significativos.
¿Cómo se enfrentaron esas aprensiones?
– Haciendo foco en el cambio de paradigma para entender que lo estrictamente curricular no es el
100% del aprendizaje, porque creemos que el aprendizaje tiene que ser integral dotando a niños,
niñas, adolescentes y docentes de espacios para la reflexión para poder abordar diferentes
temáticas.
¿Ya están las cifras consolidadas del fenómeno del ausentismo que se dio en Tarapacá durante
este 2022?
– Están aún en proceso esos datos duros, pero a nivel nacional el Ministro sí ha hablado de
cuántos estudiantes se encuentran desvinculados del sistema escolar y que llega a 50 mil
estudiantes en todo Chile. La dificultad de determinar el número de Tarapacá pasa por entender
que somos una región con mayor flujo de movilidad ciudadana con el fenómeno de la migración
que se desplaza. Hay casos que niños que aparecen matriculados acá, pero terminaron su año en
Valparaíso, por ejemplo, o en Arica. Pero se está trabajando en ello.
También acaparó la atención la “falta de cupos de matrícula” a nivel regional.
– Hay diferentes herramientas que tiene el Ministerio y que es el diálogo con diferentes
sostenedores para poder generar estos espacios de cupos adicionales en los distintos
establecimientos existentes, que se pueden generar a partir de la legislación vigente que los
autoriza. No obstante, estamos trabajando a nivel de planificación e infraestructura y algunos
sostenedores municipales para generar los cupos que faltan y las soluciones a mediano y largo
plazo. Ahora esa falta de oferta educativa no es precisamente de este año ni de este gobierno.
Pero, existen ciertos proyectos de emergencia en Alto Hospicio y está el caso del colegio La
Pampa.
– En efecto, todo está hecho para que, en el mejor de los casos, se concrete durante el segundo
semestre y estar operativo el Colegio La Pampa en esa fecha, como una forma de absorber este
déficit por cupos, en la comuna de Alto Hospicio.
Sin embargo, hay que equilibrar las urgencias con los proyectos de largo plazo que doten de
soluciones definitivas a las comunidades en todo el territorio tarapaqueño.
¿Cuáles han sido las dificultades para reponer la marcha del colegio La Pampa, concretamente?
– Ese es un proyecto que está detenido hace diez años, lo cual implica que hace diez años en que
no hay infraestructura crítica construida como educación pública dentro de la región. Nosotros
recién el 2022 hemos tomado este desafío que nos impuso el Ministro y estamos avanzando en un
trabajo conjunto con otros ministerios como son los de Desarrollo Social y Bienes Nacionales, y
con la alcaldía y que dotaría de 1.200 cupos a esa comuna.
En el corto plazo esperamos entrar a la licitación y generar así esa famosa “primera piedra” que
permita entregar una solución definitiva a esa comunidad, que es la comuna que más ha crecido
demográficamente.
En el corto plazo existe la posibilidad de entregar una solución de emergencia y que sería la
construcción de una infraestructura modular para 900 estudiantes a la entrada de Alto Hospicio.
¿Y de la perspectiva docente, cómo fue el año para el profesorado?
– Fue año distinto también para los profesores y como Seremia recogimos el relato de las y los
profesores ya que en algún momento no había diálogo con la Secretaría y ahora mantenemos un
vínculo sumamente estrecho en especial para avanzar en algunas tomas de decisiones y se vio
como enfrentar el fenómeno generado a partir de la doble militancia que existía de alguna manera
en la virtualidad.
Ellos agradecían mucho volver al aula porque entienden que el proceso educativo y pedagógico se
fortalece con la presencialidad y el contacto directo es muy importante para desplegar los saberes
y aprendizajes. Ellos lo vieron como un gran desafío, aunque con dificultades, sobre todo por la
presión que existía y un sinfín de elementos anexos.
Con el Colegio de Profesores se han generados los espacios para trabajar algunos lineamientos y
desde la próxima semana vamos a trabajar en una agenda anual y avanzar en conjunto con uno de
los ejes fundamentales del proceso educativo.
¿Dónde están las principales preocupaciones de los docentes?
–Principalmente con la jornada escolar completa. Y la orientación ha sido que, más que mallas
curriculares, se espera que los profesores puedan reformular su jornada y no así lo que pasó con la
flexibilidad horaria. La idea es que ellos tengan espacios de rediseño de su jornada para no
sobrecargarlos.