Silvia Paleari:
Hace pocos días se conmemoró el Día Internacional del Juego Responsable, una jornada que
invita a tomar conciencia y acción sobre la prevención de conductas de juego riesgosas que
puedan derivar en ludopatía.
Más allá de esa definición tradicional, los actores de la industria del juego y apuestas
deportivas reguladas proponen una mirada más amplia de esta problemática, al considerar
como juego responsable a todas aquellas medidas encaminadas a que los usuarios tengan
acceso a un producto seguro, a salvo de posibles adicciones, pero también de posibles
fraudes, como la manipulación de las apuestas deportivas.
Más allá de los esfuerzos individuales, la experiencia internacional demuestra que las redes
de colaboración, como las establecidas por operadores, políticos y reguladores, son
fructíferas al momento de garantizar políticas y regulaciones que respaldan la lucha
internacional contra el amaño de partidos, y así asegurar que los usuarios de plataformas
tengan acceso a productos seguros.
En este sentido, los organismos deportivos, los reguladores y los operadores de apuestas
deportivas tienen un interés compartido. No es ningún secreto que, para una lucha eficaz
contra la corrupción en el deporte, la cooperación y la educación son la clave.
Por ejemplo, actores como IBIA (International Betting Integrity Association) -organización
que agrupa a operadores de apuestas deportivas- ha desarrollado un papel importante en la
lucha contra el fraude, manteniendo alianzas de intercambio de información sobre
actividades sospechosas con los principales organismos deportivos y reguladores de juegos
de azar en todo el mundo, a fin de utilizar sus datos y enjuiciar la corrupción.
Ese enfoque ha resultado exitoso en alejar a los delincuentes de los mercados de apuestas
regulados. Ello, junto con la educación a los atletas sobre los riesgos del fraude de partidos,
es esencial para proteger a las personas.
Esto también toca al proceso de regulación que se está viviendo en Chile, donde es muy
valorable que el tema de las sanciones contra la manipulación de competiciones deportivas
se aborde en el proyecto de ley. Sin embargo, creemos que la ley debería ir más allá e
incluir requisitos de monitoreo y alertas de las actividades sospechosas, para garantizar la
protección de la integridad de las apuestas, tanto para los consumidores como para los
operadores.
Silvia Paleari
Directora de Asuntos Públicos de IBIA