Pulsos eléctricos no invasivos mejoran la capacidad de las personas mayores para recordar listas de palabras por un período extenso de tiempo. A futuro “podría estar en la consulta de todos los médicos y al final podría ser algo que la gente use en casa», apuntan los científicos que avizoran nuevos tratamientos también para el Alzheimer.
Isabel Frías
Periodista U.C.
Muchas personas sanas y sin Alzheimer llegada cierta edad comienzan a mostrar evidencias de mayores dificultades para recordar cosas, datos, palabras. Según una nueva investigación, una forma no invasiva de estimulación cerebral podría ayudar a ese proceso “natural” de deterioro cognitivo y que opera exclusivamente por el peso o estragos de los años y para lo cual no hay una edad de corte: Sin actividad física y sobrepeso, la pérdida de memoria perfectamente podría comenzar en la cincuentena.
Para ese amplio grupo de personas, esta nueva técnica se podría adaptar para mejorar la memoria a corto o a largo plazo, y los beneficios parecen durar al menos un mes según el sondeo: Se trata de un nuevo enfoque que parece mejorar notablemente la memoria de las personas mayores y ayudarlas a recordar incluso listas de palabras.

EFECTO DURADERO
Es la primera vez que se demuestra que este tipo de estimulación cerebral tiene efectos tan duraderos en la memoria humana, aseguran los investigadores detrás de este estudio:
«Fue una intervención muy breve que produjo un efecto inmediato y muy duradero», afirma el ingeniero neural del City College de Nueva York (EE UU) Marom Bikson.
«Se requiere más investigación, pero si esto funciona, podría estar en la consulta de todos los médicos… y al final podría ser algo que la gente use en casa», añade.
Según explicó el neurocientífico de la Universidad de Boston (EE UU) Rob Reinhart, quien dirigió el estudio, las células cerebrales se comunican entre sí mediante pulsos eléctricos, y las redes y regiones cerebrales tienen sus propios pulsos de actividad eléctrica, área sobre la cuales ejercen las pulsaciones.
Reinhart y sus colegas recurrieron a una forma de estimulación cerebral llamada estimulación de corriente alterna transcraneal (tACS) que es una técnica que permite pulsos suaves de electricidad al cráneo a través de los electrodos incrustados en una especie de gorro de natación.
Aunque este método proporciona electricidad a las regiones del cerebro, la estimulación de corriente alterna transcraneal modifica la forma en la que se activan las células, explica Reinhart quien prefiere describir el uso de tACS como modulación cerebral en lugar de estimulación cerebral. «Son niveles de corriente alterna no invasivos, seguros y muy suaves», indica el académico.

LIGERO HORMIGUEO
El equipo reunió a 60 voluntarios, todos con edades comprendidas entre los 65 y los 88 años, que se dividieron en tres grupos. En una actividad, a cada persona se le leía una lista de 20 palabras y todas tenían que recordarlas más tarde. Mientras realizaban esta tarea, a un tercio del grupo se le moduló la corteza prefrontal del cerebro, y a otro tercio los lóbulos parietales. El tercio restante tenía puesta un gorro de electrodos, pero no recibió ningún estímulo.
Aquellos que recibieron estimulación cerebral no sintieron nada drástico, señala Reinhart. «Cuando pasa la corriente, se siente un ligero hormigueo, picazón, pinchazo o sensación de calor», indica el experto.
La sesión de 20 minutos se repitió durante cuatro días consecutivos. En esos cuatro días, las personas que recibieron estimulación cerebral mejoraron su capacidad para recordar palabras. No hubo tal mejora entre aquellos que no fueron estimulados.
El tipo de mejora de la memoria dependía de qué regiones del cerebro habían sido estimuladas. Aquellos a quienes se les estimuló la parte frontal del cerebro recordaban mejor las primeras palabras de la lista, un resultado que sugiere que su memoria a largo plazo había mejorado.
Al terminar los cuatro días, aquellos a los que se les estimuló el cerebro mejoraron su rendimiento entre un 50% y un 65% y recordaban, de media, entre cuatro y seis palabras adicionales de la lista de 20, según Reinhart. «Es muy impresionante», opina el neurocientífico cognitivo de la Universidad de Surrey (Reino Unido) Roi Cohen Kadosh, que no participó en el estudio.
«Podemos ver cómo se acumulan las mejoras en la memoria cada día que pasa», asegura Reinhart, quien, junto con sus colegas, publicó este aporte en la revista Nature Neuroscience.